"Encontré que la mayoría de las empresas y escuelas siguen una
fórmula para el éxito, que es la siguiente: si trabajo más duro, tendré más
éxito. Y si tengo más éxito, estaré más feliz", dice Achor. Sin embargo,
el problema es que esta concepción no tiene sustento científico y esta
equivocada por dos razones fundamentales. Primero, cada vez que el cerebro satisface
una necesidad de éxito, inmediatamente aparece otra: Si obtuviste buenas
calificaciones, ahora tienes que obtener mejores calificaciones; si conseguiste
un buen trabajo, ahora tienes que conseguir uno mejor. Segundo, si la felicidad
es el resultado del éxito, entonces el cerebro nunca puede llegar allí debido a
que la percepción de éxito cambia continuamente. Socialmente se ha puesto la
felicidad en el horizonte cognitivo y por eso creemos que tenemos que ser
exitosos para ser felices.
Según Achor, nuestro cerebro trabaja en el orden opuesto. Si una
persona construye una percepción positiva de si mismo y de su entorno, entonces
su cerebro experimenta lo que Achor llama la "ventaja de la
felicidad" en la que el cerebro, en un estado positivo u optimista, se
desempeña significativamente mejor que uno en un estado pesimista, neutral o
estresado. Achor descubrió que el cerebro con actitud “positiva” es 31 % mas
productivo. Los empleados con actitud positiva son 30 % más productivos y los médicos
son 19 % más rápidos y precisos en el diagnóstico de sus pacientes.
En otras palabras, si podemos encontrar una forma de percibir la realidad
con una perspectiva más positiva, más optimista, entonces nuestro cerebro
funcionara mejor: más rápido, mejor concentrado y de manera mas inteligente. La
dopamina, la substancia que fluye en el sistema cuando una persona actúa
positivamente, tiene dos funciones: incrementa la sensación de placer y
enciende todos los centros que estimulan el aprendizaje en el cerebro.
Sin embargo, ¿Es posible entrenar el cerebro para cambiar la percepción
de la realidad? La respuesta es sí. Mediante la práctica de rutinas simples es
posible reconfigurar el funcionamiento del cerebro de modo que funcione con una
perspectiva más optimista. Achor describe algunas formas prácticas de ser más
positivos; por ejemplo, escribir tres experiencias positivas durante 21 días,
tres cosas nuevas cada día. Este simple ejercicio ayuda al cerebro a retener una
lógica de percepción de la realidad priorizando el lado positivo de las cosas más
que lo negativo.
El simple hecho de escribir una experiencia positiva al final del día
permite al cerebro revivir la experiencia y reforzar el pensamiento positivo;
el ejercicio regular incrementa el bienestar físico y mental. La meditación
permite al cerebro desarrollar capacidades de concentración. Los actos
conscientes de generosidad y amabilidad son herramienta poderosa para
incrementar la felicidad personal. Intente hacer esto: empiece el día agradeciendo
y/o felicitando a alguien por algo que dijo o hizo. El sentimiento autentico de
gratitud y reconocimiento incrementa el bienestar personal.
Al realizar estas actividades, entrenando su cerebro al igual que
entrenamos nuestros cuerpos, concluye Achor, podemos revertir la fórmula de la
felicidad y el éxito; y al hacerlo, no solo crearemos un entorno más positivo,
sino una verdadera revolución en el trabajo.