Las organizaciones en todo el mundo enfrentan una crisis de adaptabilidad.
En un entorno externo cada vez más volátil y altamente impredecible, se ven
obligados a enfrentar el cambio a una velocidad para la que simplemente no
están preparados. Está demostrado que cuanto más grande y más tradicional es la
organización, más limitada es su capacidad de adaptación al cambio.
Instituciones militares modernas como la Marina de los EE. UU. Están a
la vanguardia en la administración del cambio y liderazgo organizacional, con
un concepto denominado como “evolución a la velocidad de reloj". Este concepto
militar enfatiza el tipo de innovación necesaria para mover su liderazgo de
manera eficiente a través de cuatro ciclos: observar, orientar, decidir y
actuar para responder rápidamente a amenazas externas repentinas.
David Gillespie, un experto en efectividad organizacional y socio de consultora
internacional Oliver Wayman (Londres) sugiere tres prácticas específicas que
las organizaciones pueden aprender del liderazgo militar:
1. Los líderes deben enfocarse solo en las decisiones que pueden tomar
"Fui más efectivo supervisando procesos más que resultados",
escribió el general de ejército retirado Stanley McChrystal en su libro
"Equipo de equipos: nuevas reglas de enfrentamiento para un mundo
complejo". "Las personas en contacto directo con el problema, tienen el
conocimiento y las capacidades apropiadas para evaluar, decidir y actuar con firmeza
en el momento apropiado” añade.
Para tener éxito, los líderes deben resistir la tentación de resolver
todos los problemas; deben concentrase en relativamente pocas decisiones estratégicas
y promover la toma de decisiones en todos los niveles de organización. De esta
manera, no solo se reduce la dependencia burocrática, sino que las personas se
sienten mas responsables y comprometidas con los objetivos de la organización.
2. Los líderes deben establecer "la intención del Comandante"
Los orígenes de este principio del pensamiento militar se remontan al
siglo XVIII. En la versión moderna, "la intención del comandante" es el
objetivo final determinado por el líder. “La intención del comandante” se
concentra en el “qué” y el “por qué” dejando el “Cómo” a los que están mas
cerca del frente de batalla. Ya lo dijo el General George S. Patton, del
ejercito de los EE.UU.: "Nunca digas a las personas cómo hacer las cosas,
diles qué hacer y ellos te sorprenderán con su ingenio ".
Desafortunadamente este principio es muy poco común entre las
organizaciones. La mayoría de los empleados “en el frente de batalla” están
entrenados para seguir reglas y procedimientos al pie de la letra. Cuando se
enfrentan a situaciones inesperadas simplemente derivan el problema al
siguiente nivel de la cadena de mando. Sin embargo, cuando los líderes de la
organización invierten tiempo y recursos necesarios para articular en lenguaje
sencillo el “qué” y el “por qué” de los resultados esperados las personas se
motivan y están más dispuestas a comprometerse y tomar iniciativas para alcanzar
resultados.
3. Los líderes deben encontrar un "Telescopio dirigido"
Un telescopio dirigido es un concepto que data del siglo XIX. En la práctica militar, significa usar un
pequeño número de oficiales de confianza como los ojos y oídos del líder en el
campo de batalla. La "destreza ambiental"; es decir, la capacidad de asimilar
las características del entorno y reaccionar a las situaciones nuevas y los
cambios externos es fundamental para el liderazgo militar.
En un entorno cada vez más cambiante, mantener estrecho contacto con el
mundo exterior desde la perspectiva de los empleados, clientes, proveedores e
incluso la comunidad, es cada vez más crítico para el éxito. En la práctica corporativa,
un “telescopio dirigido” puede estar compuesto por asesores externos, expertos,
colegas o cualquiera que pueda proporcionar información y/o comentarios objetivos
sobre lo que verdaderamente está ocurriendo en el terreno.
El desafío de cambiar las prácticas profundamente arraigadas
Desarrollar un liderazgo ágil y una organización capaz de adaptarse a
los cambios rápidamente es muy difícil. Por lo general, los lideres reconocen
la necesidad de un cambio organizacional pero no se ven a si mismos como el
factor clave a cambiar. Pueden establecer objetivos ambiciosos de cambio organizacional,
pero si no están dispuestos a establecer mecanismos de retroalimentación para entender
como su propio comportamiento puede interferir con el logro de los objetivos,
el fracaso es inevitable.
En un entorno de permanente conflicto y confrontación, la practica
militar a desarrollado los mejores recursos de adaptación y respuesta a los
cambios. La naturaleza del entorno donde actúan les obliga a experimentar constantemente
e invertir recursos tiempo y recursos importantes para mejorar permanentemente su
agilidad y capacidad de respuesta a los cambios dentro y fuera de la institución.
Las organizaciones empresariales deberían adoptar un planteamiento similar
particularmente sobre la mentalidad y el estilo de liderazgo que son necesarios
para desarrollar una agilidad organizacional sostenida.
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