viernes, 20 de junio de 2025

El Enfoque “T”: Dos Niveles de Competencia para Emprendedores

El entorno emprendedor exige líderes capaces de navegar la complejidad del mercado sin perder la excelencia técnica. El enfoque T ofrece un marco conceptual para entender cómo los emprendedores exitosos combinan conocimiento y competencias especializadas con otras competencias complementarias, como base para impulsar el éxito de sus emprendimientos. Este enfoque, sostiene que la barra horizontal de la letra T representa la amplitud del conocimiento en múltiples disciplinas, en tanto que la barra vertical representa la profundidad de la experiencia en un dominio específico.

El concepto de competencias con enfoque T fue introducido en la década de 1980 por los consultores de McKinsey y ganó relevancia posteriormente gracias a Tim Brown de IDEO, la consultora especializada en innovación, quien resaltó la fusión entre especialidad y la fluidez interdisciplinaria. Según Brown, los individuos con competencias T son capaces de "colaborar entre disciplinas con expertos en otras áreas" siendo ellos mismos expertos en un campo o dominio específico. En este caso, el trazo vertical representa el conocimiento y experiencia en un dominio específico, mientras que la barra horizontal representa el conocimiento transversal y la capacidad de colaboración en equipos interdisciplinarios.

Recientes investigaciones en el área refuerzan este enfoque del liderazgo emprendedor. Por ejemplo, Wai Fong Boh, profesora de la Nanyang Business School en Singapur, ha demostrado que los inventores que demuestran esta dualidad; es decir que tienen la habilidad de actuar como especialistas y generalistas al mismo tiempo son los que tienen mas probabilidad de desarrollar innovaciones con éxito comercial. Por otro lado, la investigación de Philip Tetlock, profesor de Psicología en la Universidad de Pensilvania, revela que el conocimiento profundo por sí solo no garantiza resultados superiores; por el contrario, combinar experiencia con perspectivas diversas produce los efectos más eficaces.

La dimensión horizontal: amplitud emprendedora

En el área de los emprendimientos, la barra horizontal de la T abarca competencias tales como liderazgo, estrategia, análisis de mercado, finanzas y comunicación. Esta amplitud permite a los emprendedores entender a los clientes, relacionar dominios técnicos y comerciales, y gestionar equipos multifuncionales. Durante las primeras etapas del emprendimiento, estas capacidades son esenciales para validar la adecuación al mercado, desarrollar propuestas atractivas, obtener financiamiento inicial y gestionar relaciones con diversas partes interesadas.

Por ejemplo, la investigación de Antonio Ramos Rodríguez, de la Universidad de Cádiz, resalta la importancia del capital social e intelectual; es decir, esas redes amplias de conocimiento y perspectivas diversas, para identificar y aprovechar oportunidades de negocio. La creciente complejidad e incertidumbre de los mercado, exigen enfoques multidimensionales que trasciendan la especialización en un solo dominio, por lo que la amplitud (competencias complementarias) no es solo ventajosa, sino esencial para el éxito emprendedor.

La dimensión vertical: experiencia y conocimiento profundo

El componente vertical representa la experiencia profunda y específica en áreas como ingeniería, diseño, marketing, finanzas, producción, cadenas de suministro y manejo de datos, entre otros. Este conocimiento especializado permite a los emprendedores comprender y guiar el desarrollo técnico, evaluar la viabilidad y supervisar la ejecución de productos o servicios clave. Sin esta base experta, los emprendedores corren el riesgo de desarrollar soluciones comercialmente atractivas pero inviables técnicamente, incluso estratégicamente inconsistentes.

Hay muchos casos que demuestran el poder de combinar profundidad con amplitud. Emprendedores exitosos como Elon Musk ejemplifican este modelo: su sólida formación en física e ingeniería le permite liderar directamente Tesla y SpaceX, su profundidad técnica impulsa la innovación, mientras que sus competencias amplias le ayudan a moldear mercados, influir en políticas y construir emprendimientos sostenibles. De manera similar, Steve Jobs, aunque no era ingeniero, desarrolló una profunda experiencia en diseño y desarrollo de productos, la cual combinó con visión estratégica y habilidades de marketing para transformar Apple.

La relación sinérgica: profundidad y amplitud

La efectividad del emprendedor T reside en la relación sinérgica entre estas dos dimensiones. La amplitud proporciona el entendimiento contextual necesario para navegar la creación de empresas, ofreciendo perspectiva sobre cómo se interconectan las distintas funciones del negocio y permitiendo una toma de decisiones informada en múltiples dominios. Esta base amplia sirve como contexto para el juicio emprendedor.

La profundidad actúa como el motor de ejecución, proporcionando la competencia técnica necesaria para desarrollar productos y servicios que respondan eficazmente a las necesidades del mercado. Este conocimiento especializado suele constituir la propuesta de valor que define el emprendimiento y lo diferencia en mercados competitivos. La integración de estas dimensiones crea un conjunto de habilidades integral que responde a la naturaleza multifacética de los desafíos emprendedores.

El enfoque T en la práctica

Muchos emprendedores actuales desarrollan primero competencias técnicas profundas en áreas como programación, impresión 3D o inteligencia artificial, y luego desarrollan gradualmente otras competencias tales como, gestión de equipos, marketing, cadena de suministro y comportamiento del consumidor, para convertir sus capacidades técnicas en negocios viables. Esta progresión de la profundidad técnica a la amplitud emprendedora muestra cómo la forma de T se desarrolla a través de la aplicación práctica.

Si entendemos el emprendimiento como un proceso de seis etapas: generación de ideas, desarrollo de productos, validación del producto en el mercado, validación financiera, introducción del producto en el mercado y gestión estratégica. Las competencias horizontales permiten avanzar en este recorrido mediante el reconocimiento de oportunidades, articulación de visión, coordinación de equipos y navegación del mercado. La experiencia vertical permite la ejecución mediante el diseño de soluciones, resolución crítica de problemas, iteración de diseño y aseguramiento de calidad técnica.

Como desarrollar competencias T

Cultivar un perfil T requiere una búsqueda intencional en ambas dimensiones. El proceso comienza con el fortalecimiento de la experiencia en un dominio principal mediante compromiso sostenido con conocimiento experto, a través de cursos, proyectos y experiencia profesional. El concepto de práctica deliberada; es decir, el aprendizaje enfocado en la mejora continua de una habilidad específica, mediante la repetición intencionada, introducido por Malcolm Gladwell proporciona un marco útil, aunque, en este caso,  el éxito emprendedor exige ir más allá de la excelencia en un solo campo.

Una vez establecida la competencia básica, los emprendedores deben desarrollar sistemáticamente capacidades complementarias. Esta expansión incluye el estudio de principios de marketing, comportamiento del consumidor, liderazgo, gestión de equipos de trabajo, gestión estratégica de negocios y comunicación. Muchos emprendedores obtienen estas experiencias interdisciplinarias a través proyectos voluntarios y comunitarios, otras veces como parte de su trabajo o la colaboración en proyectos diversos.

Las estrategias de desarrollo más efectivas siempre incluyen la inmersión profunda en una disciplina mientras se persiguen simultáneamente conocimientos y experiencias en campos adyacentes. Leer ampliamente sobre economía, psicología, liderazgo y negocios amplía la perspectiva y proporciona herramientas conceptuales para resolver problemas complejos. Experiencias de colaboración o mentoría en diversas áreas ofrecen orientación y aceleran el aprendizaje. La reflexión regular sobre la necesidad de habilidades y la implementación de esfuerzos sistemáticos para su asimilación continua aseguran un desarrollo equilibrado.

Para los emprendedores, el imperativo es claro: cultivar una experiencia vertical (profunda) y, al mismo tiempo, desarrollar competencias horizontales (complementarias). La intersección entre conocimiento especializado y competencias complementarias genera emprendedores capaces de innovar técnicamente y liderar estratégicamente. Esta combinación resulta esencial para afrontar los desafíos interdisciplinarios propios del proceso emprendedor.

 

Destacado

CUATRO MANERAS DE FOMENTAR EL APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

El aprendizaje continuo permite a las personas mantener una perspectiva amplia. Cuando nos sentimos “expertos” en algo, la investigació...