miércoles, 29 de enero de 2025

La Mentalidad de Crear Valor en Situaciones de Desperdicio

La vida, al igual que nuestro cotidiano viaje al trabajo, no siempre es un viaje tranquilo e ininterrumpido. A menudo nos encontramos con retrasos, desvíos y paradas inesperadas que pueden hacernos perder el rumbo. Ya sea un embotellamiento en el tráfico que interrumpe nuestro viaje, cambios repentinos en una agenda previamente acordada o un percance inesperado que interrumpe nuestro trabajo, son inevitables. Cuando esto ocurre, la reacción habitual es frustración, sensación de impotencia o incluso ira. A menudo nos centramos en las consecuencias negativas y dejamos que estos acontecimientos afecten nuestro estado de ánimo y nuestra productividad. Pero, ¿que pasaría si pudiéramos cambiar nuestra perspectiva? ¿Y si, en lugar de ver estos momentos como tiempo perdido, los viéramos como oportunidades para la creación de valor? El poder de una mentalidad de creación de valor puede transformar experiencias aparentemente negativas en oportunidades de crecimiento, productividad e incluso satisfacción.

¿Por qué nos frustramos?: nuestra inclinación natural cuando nos enfrentamos a interrupciones o problemas es centrarnos en lo negativo. Esto tiene su origen en el sesgo de que tiene nuestro cerebro cuando enfrentamos la realidad, esto se manifiesta en la tendencia a registrar y detenerse en las experiencias negativas con más facilidad que en las positivas. Cuando quedamos atascados en el tráfico, por ejemplo, nuestra mente inmediatamente piensa en las posibles consecuencias: perder un contrato, llegar tarde a una entrevista, retrasar el trabajo pendiente, etc. Esto a su vez, desencadena una respuesta de estrés, en el que se liberan hormonas como el cortisol que aumentan nuestra ansiedad y perjudican nuestra capacidad de pensar con claridad y creatividad. Al final, quedamos atrapados en un ciclo de pensamientos negativos, lo que dificulta ver cualquier potencial de valor en la situación.

A menudo percibimos los percances o interferencias como algo esencialmente negativo. Se nos enseña a valorar la eficiencia y la productividad, y a considerar cualquier desviación en nuestra rutina o cualquier momento improductivo como una pérdida. Esta mentalidad refuerza nuestra resistencia a aceptar retrasos o contratiempos inesperados. Luchamos contra la situación, aferrándonos a la idea de lo que "debería" estar sucediendo, en lugar de adaptarnos a la realidad de lo que es.

Hacia una mentalidad de creación de valor: la clave para transformar el desperdicio en valor radica en cultivar un cambio de mentalidad. En lugar de ver los contratiempos como obstáculos, podemos aprender a verlos como desvíos que ofrecen rutas alternativas hacia nuestro destino. Esto requiere un esfuerzo consciente para alejarnos de la negatividad y adoptar un enfoque más proactivo y lleno de recursos. Acá están tres principios básicos de una mentalidad creadora de valor:

  • Aceptación: el primer paso es aceptar la realidad de la situación. Resistir o negar lo que está sucediendo solo prolonga la experiencia negativa y nos impide avanzar. La aceptación no significa resignación; simplemente reconoce las circunstancias actuales sin juzgar. En el ejemplo del embotellamiento del tráfico, reconocer que el tráfico está estancado y probablemente pierdas un contrato o una cita.
  • Actitud positiva: una vez que aceptamos la situación, podemos elegir cómo reaccionar. En lugar de centrarnos en las consecuencias negativas, podemos buscar oportunidades potenciales o aspectos positivos. Tal vez este retraso inesperado te permita ponerte al día con los correos electrónicos, pensar en nuevas ideas o simplemente tomarte un momento para relajarte y desestresarte. Replantear un inesperado retraso en el tráfico puede implicar pensar: "Esta es una buena oportunidad para llamar a mi amigo con el que no he hablado en un tiempo" o "Puedo usar este tiempo para resumir la presentación que tengo por delante".
  • Acción proactiva: una mentalidad que crea valor no es pasiva. Implica buscar activamente formas de aprovechar al máximo la situación, por pequeña que sea. Esto implica utilizar el tiempo de inactividad inesperado para aprender algo nuevo, conectarse con alguien o trabajar en un proyecto personal. En un inesperado retraso en tráfico, por ejemplo, podríamos usar el teléfono para leer un artículo, escuchar un podcast o incluso practicar algún ejercicio de respiración para relajarse.
  • Concéntrarse en lo controlable: en muchas situaciones de "desperdicio", sentimos una falta de control. No podemos controlar el tránsito en la ciudad o el cambio inesperado de planes. Sin embargo, siempre podemos controlar nuestra respuesta. Podemos elegir cómo reaccionamos, en qué nos centramos y qué acciones tomamos. Cambiar nuestro enfoque hacia lo que podemos controlar nos fortalece y nos permite crear valor incluso en circunstancias desafiantes.

Conclusión: En nuestro cotidiano vivir inevitablemente nos topamos con curvas inesperadas, retrasos, incluso desafíos imprevistos. Pero no son estos acontecimientos los que determinan nuestra experiencia, sino la forma en que elegimos responder a ellos. Si cultivamos una mentalidad que cree valor, incluso en situaciones de “desperdicio”, podemos transformar esos momentos en oportunidades de crecimiento, aprendizaje e incluso bienestar emocional. Esto es, estar dispuesto a transformar experiencias aparentemente negativas en algo positivo y valioso. No se trata de negar la realidad de las situaciones difíciles, sino de elegir cómo las interpretar la situación, actuar y buscar de manera proactiva formas de aprovechar al máximo cada momento, incluso en los inesperados. La próxima vez que te encuentres atrapado en medio del tráfico, quizá es buena idea preguntarse: "¿Cómo puedo crear valor en este momento?". La respuesta podría sorprenderte.

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