Investigaciones recientes han demostrado que la felicidad está fuertemente
asociada al proceso de alcanzar metas
relevantes o significativas. Todos tenemos metas relevantes, en el ámbito personal,
familiar y laboral, por ejemplo. Entonces, a medida que vamos progresando en el
logro de cualquiera de ellas, por lo general, somos más felices; por el
contrario, si no hay progreso en el logro de algunas de esas metas, no somos
felices en ese particular dominio.
Michael Parke, profesor asistente de
comportamiento organizacional de la Escuela de Negocios de Londres, sugiere
tres claves para promover la felicidad en el trabajo:
La satisfacción en el trabajo está en función de la relevancia de los
objetivos que se persiguen. Según Parke, "lo que generalmente hace que los
objetivos sean significativos es que son desafiantes y tienen un propósito más relevante.
Esto supone que mientras más significativos sean los objetivos que se persiguen,
más difícil es alcanzar el éxito o incluso avanzar en su logro.” En
consecuencia, las organizaciones deben mantener un equilibrio constante para
que las personas puedan progresar de manera estable en los objetivos existentes
al tiempo que los desafían con nuevos objetivos para ayudar a proporcionar
condiciones favorables para la felicidad en el trabajo.
Por otro lado, sugiere Parke, los individuos "también deben ser
conscientes de cómo persiguen la felicidad. A menudo, las personas pueden
quedarse estancadas persiguiendo la felicidad, de la misma forma como lo harían
persiguiendo la perfección. En este caso la felicidad se convierte en un
resultado que siempre está del otro lado; es decir depende del logro del
siguiente objetivo, y por lo tanto, la felicidad parece inalcanzable".
2. El proceso es tan importante como el resultado
Ya que siempre estamos agregando nuevas metas y empujando nuestras metas
al siguiente nivel, no deberíamos esperar a ser felices solo cuando alcanzamos nuestras
metas ya que, de lo contrario, corremos el riesgo de perder momentos de
felicidad. Parke sugiere "perseguir la felicidad es una causa noble y
valiosa, siempre que estemos conscientes que, a menudo, el proceso es tan
importante para ser feliz como alcanzar algún resultado en particular".
Reconocer esto puede devolvernos el control sobre nuestra felicidad. Así,
podemos identificar qué aspectos del proceso son especialmente motivadores y
disfrutar más del proceso. Según Parke, es mejor encontrar aspectos
gratificantes en medio del proceso, a menudo sinuoso y de altibajos, en lugar
de “esperar” el final del proceso para ser feliz. Mas aun, en lugar de ver los
periodos infelices como algo negativo, el secreto es verlos como parte del
proceso. Desde esta perspectiva, todos pueden ser felices, si quieren.
Por otro lado, no siempre vamos a sentirnos felices, no siempre vamos a progresar y muy probablemente tendremos fracasos. Por esta razón, es necesario que los individuos y las organizaciones comprendan que una gran parte de la felicidad es la capacidad de recuperarse de los fracasos. En efecto, la felicidad no tiene que ver solamente con el hecho de mantener una actitud positiva sino con cómo y qué tan rápido podemos volver a un estado positivo después de un fracaso.
Cuando las organizaciones no reconocen la infelicidad como una parte
inevitable del proceso pueden incrementar los niveles de estrés entre sus
empleados. En su investigación acerca el clima emocional en el trabajo, Parke,
descubrió que los equipos que trabajan en un ambiente laboral más abierto y que
promueven el intercambio de experiencias entre sus empleados, tienen mejor
disposición y creatividad para superar el fracaso, precisamente porque “trabajan
a través de sus experiencias negativas” en lugar de evitarlas o suprimirlas, lo
que generalmente provoca más tensión y estados adversos.
"Necesitamos organizaciones que estén más abiertas a las
características particulares, los talentos, las personalidades de los
individuos y lo que los hace felices.” Sin duda, esto es un gran desafío,
porque eso supone más diferencias, y estas son más difíciles de manejar, pero al
mismo tiempo representa un potencial importante para crear un ambiente de trabajo
más positivo. "El compromiso y la creatividad de las organizaciones para promover
esos componentes en el lugar de trabajo realmente determinara su futuro", concluye
Parke.